¿Cómo explica el esoterismo el siguiente fragmento del Evangelio, según San
Mateo: “Mientras comían, Jesús tomó pan, lo partió y, dándoselo a los
discípulos, dijo: Tomad y comed, este es mi cuerpo. Y tomando el
Cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: Bebed de él, que ésta es mi
sangre de la alianza”?
El pan es uno de los símbolos más utilizados por Jesucristo en sus enseñanzas.
“Yo soy el pan de la vida”, decía, porque el pan simboliza en esencia el
trabajo humano que debemos desarrollar a partir de la semilla divina que todos
llevamos dentro.
La Era de Piscis comenzó cronológicamente el año 0, con el nacimiento de Jesús
y, a lo largo de estos dos últimos milenios, bajo la dinámica del eje
Piscis-Virgo, se ha puesto en escena la doctrina del cristianismo. Piscis es el
signo que permite liberar emociones internas, trascender los deseos y elevar
los sentimientos, y para lograrlo sólo hay un camino, el camino del Amor que
predicó Jesucristo.
Virgo también es un signo de liberación, el que nos libera de las ataduras
materiales.
Virgo representa la experiencias cumplidas, es el signo de los frutos y símbolo
primordial es la espiga de trigo. Por eso el pan sintetiza todas las
etapas del trabajo humano; es la semilla divina, elaborada, amasada y cocida en
nuestro horno alquímico interior. Un pan simbólico, cuya materia prima esencial
no es otra cosa que las energías creadoras y divinas que emanan del Cuerpo de
Cristo, en su calidad de Hijo de Dios Padre.
El Cáliz que Jesús ofreció a sus discípulos representa el trabajo a realizar
vinculado con Piscis, un trabajo que trasciende con Amor, el poder de los
deseos. Así pues, según la ciencia esotérica, el
pan y el zumo de la uva simbolizan el Cuerpo y la Sangre de Cristo,
incorporados y asimilados en el interior de cada uno. Y esa incorporación representa
a su vez poder superar el Mundo de la Materia y poder conectar más
conscientemente con los Mundos del Espíritu.
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