Esta es la impactante historia de un taxista mexicano…
“Nunca olvidaré mi primera semana con el taxi. Era novato y estaba un poco nervioso, aunque feliz.
El tercer día por la noche, cuando ya estaba regresando a casa, vi a una enfermera haciéndome señales para que parara y la subí. Iba vestida de uniforme y parecía bastante nerviosa, pero yo no le pregunte nada. Me pidió que la llevara a la parada de metro más cercana y así me dispuse a hacerlo.
Al poco tiempo, justo cuando estábamos pasando por debajo de un puente, la enfermera abrió la puerta trasera ¡y saltó del coche en marcha! Como no iba muy rápido, pude frenar rápidamente aunque sin ver el coche que venía detrás de mí y que me dio de pleno en el parachoques.
Bajé más blanco que una hoja de papel y le pregunté al tipo si había visto a la enfermera saltar.
“¿Qué enfermera? Lo único que he visto es cómo la puerta trasera de su coche se abría de repente. Por eso ha parado en seco, no?”
Insistí en el tema de la enfermera y el hombre hasta se puso conmigo a revisar el arcén de la carretera, pero allí no había nadie. Al final, hicimos el parte, él me tomó por medio loco y yo me fui a casa aturdido.
Aparqué y, al girar la llave para apagar el motor, miré por el retrovisor y ¡¡allí estaba ella!! Sentada en el asiento trasero y con la cara ensangrentada: “Usted me dijo que me iba a dejar en el metro más cercano”.
No recuerdo qué pasó después porque me desmayé y me desperté al día siguiente.
Esa noche los compañeros taxistas de la parada me veían muy raro, me preguntaron qué me pasaba pero a mí me daba vergüenza explicarlo. Entonces uno de ellos dijo en voz alta: “Otro al que le ha tocado llevar a la enfermera.”.”
Otra versión, pinchando en la imagen…
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