Cuando los peregrinos actuales suben
al cráter de Pele
para echarle sus collares de flores en la lava
siguen escuchando las leyendas que vienen de antiguo
de cómo Pele se enamoró de Lohiau
cuando la vio bailar sujetando en cada mano morena
una delgada rama.
Sus caderas se movían de tal modo
que una sola mirada bastó para que su corazón brillase.
Ella también le amó y le dejó con una promesa,
la de volver con él, pero las cosas fueron mal para ambos.
Ela no creyó a su hermana, ni a su marido,
y huyó, al final, y jamás volvieron a verse.
Por ello cantamos su desgraciado romance en nuestras canciones
y juramos que estaremos en casa la próxima vez, si podemos...
Pero Pele sabe exactamente cómo nos sentimos.
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