CON RESPETO, A BASTET

Bastet, la guardiana está sentada en su barcaza.

Observando el Nilo que fluye y pasa

los peces pueden guardar sus secretos a los seres humanos

que les pescan a la orilla del río

pero nadie puede tener un secreto a salvo de Bast.

Bastet, la apasionada yace en su lecho,

su garra levanta el terciopelo dorado de su mentón,

su pelaje es corto, su apetito es grande.

Su gusto por la magnificencia y el boato lo es más.

Cuán listo es el sacerdote que sigilosamente se acerca

con hierba de gato, o con una madeja y plumas para jugar.

Se ríe al ver a la diosa levantarse y correr,

y al hacerlo, le bendice al pasar.

Porque lo que más gusta a Bastet es divertirse.

Elizabeth Barrette

LA FLAUTA DE LOS SUEÑOS

Sopla, sopla el didgeridoo:

escucha el salto del canguro

y a los causarios con crestas

sin vuelo y solitarios

y los descarados martín pescadores

como coloraturas perdidas.

Intenta oír el trueno repentino:

las tormentas llegan rápidamente a Australia

y el viento, quiera o no quiera,

arranca los nenúfares.

Líneas de canciones llegan para transmitir

su poder como un río

por toda Australia

vestidas con sus mejores galas

que mantienen viva la historia

a través de la magia y el misterio.

Luego desaparecidas, silenciosas, ocultas,

inadvertidas, ignoradas,

hasta que la flauta de los sueños y la bramadera

llaman al siguiente explorador.

Elizabeth Barrette

OMIO YEMAYOA

Alabamos a una mujer

antigua antepasada.

Alabamos a una diosa

poderosa YeMayoa.

Alabamos a una bailarina

que fluye como los océanos.

Alabamos a una ayudante

que ha conocido la aflicción.

Alabamos a una sacerdotisa

aquella que conoce la magia.

Alabamos a una anciana

aquella que recuerda.

Alabamos a una mujer

madre de millones.

Alabamos a una diosa

¡Escúchanos, YeMayoa!

 Elizabeth Barrette