Hace unos años, la noche anterior a la fiesta de San Andrés era una de las más mágicas del año en Europa central y oriental. Durante siglos, en esa noche se ha practicado todo tipo de magia y adivinaciones. En muchos sentidos, la víspera de San Andrés era similar a lo que es San Valentín en occidente. Se hacía varios tipos de magia para el amor, incluyendo hechizos románticos, y muchas personas intentaban inducir sueños proféticos para que se revelara su futura pareja.
En esta noche, una llamada a la puerta solía quedar sin responder, porque según la leyenda ésta era la única noche del año en la que los vampiros caminaban por el campo.
En esta víspera, se hacía tipo de magia y adivinación a la luz de las velas. Una noche perfecta para adivinar el futuro usando un espejo negro, un cuenco oscuro lleno de agua o la superficie de un lago o una charca.